Perro que ladra...



Es mentira que se aprende de los errores. Estamos educados para tropezar siempre con la misma piedra, para elegir lo más inconveniente, para repetir las mismas cagadas. 
La historia es la amplificación de esto: un círculo enviciado por delincuentes y asesinos. Un engranaje de mentiras apócrifas y evangelios para chandalas. Nadie quiere ver que la mano que te da de comer te muerde la lengua.
Las cadenas son siempre las mismas, aunque estén hechas de fibra óptica. Una esclavitud digna, amparada por derechos humanos y ministros de economía. Una democracia para millonarios y testaferros, y un destino a control remoto para comprar mentiras universales. Placebos para enfermos enfermados, y drogas baratas para almas rebeldes. Las distracciones masturbatorias matan la imaginación creativa en consoladores electrónicos. Solitarios internautas perdidos en un desierto de amigos. Sedientos sedentarios muriendo de angustia obsesiva.  
Ojo, la revolución fue un éxito. Todavía hay gente haciendo cola en la fábrica de patadas en el culo. Otros piden a gritos que los asesinos nos protejan y los ladrones duerman en casa. Mientras cuidan su falso estatus los que quieren cagar más alto que el culo en 12 cuotas sin interés. Así comen mansamente el alimento balanceado para animales sin pedigrí. Por eso ladran tanto, porque no muerden.

Por eso digo, nadie aprende de los errores si se tropieza siempre con la misma mierda… 

Norberto Galasso - Entrevista Paga Dios



Cuantas veces la historia se repite en nombre de la infamia, cuantos nazionalismos enarbolaron las banderas de la justicia asesina de las corporaciones financieras, cuantas veces fuimos mal educados para ignorar las verdaderas causas de un sistema perverso. Sin embargo no pudieron con el genio insolente de grandes pensadores como Aurturo Jauretche, Raúl Scalabrini Ortiz y otros, que nos han vuelto a contar la historia con sus verdaderos protagonistas y antagonistas, héroes y villanos. Norberto Galasso sigue esa línea de revisionismo histórico y compromiso nacional. Uno de los pocos pensadores auténticos y honestos que nos quedan. 

Escuchá esta entrevista llena de recuerdos vivos y opiniones tajantes. 


PAGA DIOS 
Todos los viernes de 22 a 0 hs
por Radio Atomika 
www.radioatomika.com.ar

Fallin' Floyd de Albert 't Hooft & Paco Vink


directed by: Albert 't Hooft & Paco Vink
screenplay: Albert 't Hooft & Paco Vink
animation 2D: Jelle Brunt, Paco Vink, David Muchtar, Ruben Zaalberg, Merel van den Broek
backgroundart: Ben Vinkenburg, Paco Vink
clean-up: Albert 't Hooft, Junaid Chundrigar
animation 3D: Robin Niekerk, Ben Vinkenburg
compositing & Effects: Albert 't Hooft, Kaspar Guyaux
music: Martin Fondse
foley, sound & mix: Jeroen Nadorp at Bob Kommer Studios
production: Chris Mouw
executive producers: Arnoud Rijken & Michiel Snijders

Problemas de Metaphysica Vulgaris

Vito Sosa
Escribidor








¿Me cuidás el lugar?, dijo la señora que tenía delante en la cola del banco. Ahora enseguida vengo, aseguró mientras yo me terminaba de tomar el agua de la botellita, y le decía que sí con la cabeza mirando el lugar que había dejado vacío la doña. Miré al hombre que estaba detrás de mí y le sonreí cómplice con un gesto de qué-se-le-va-hacer. Me miró por encima del diario que leía y volvió a bajar la vista como si no hubiese pasado nada a su alrededor. El lugar que yo tenía que cuidar, el espacio vacío que había dejado la señora, era difícil de determinar, no podía hacerme una idea holográfica del espacio cúbico que había ocupado aquel cuerpo que me dijo que enseguida volvía. Delante del vacío a mi cuidado, una vieja canosa y jorobada no dejaba descansar su cuerpo, sacudido por un visible Parkinson. Comencé a ponerme nervioso, la idea de cuidar un lugar era extremadamente ambigua y falaz. No era lo mismo que si me hubiese dicho ¿me cuida al niño que ya vuelvo? o ¿me cuidás la bicicleta? Pero cuidar un lugar es como cuidarle el tiempo a alguien. No son cosas ni personas a las cuales uno está atento que no les pase nada ni desaparezcan por un descuido. ¿Cómo se cuida un lugar, cómo se cuida el tiempo? Esta señora me había puesto en un compromiso metafísico difícil de cumplir por difícil de determinar. Para colmo no tenía testigos del fraude proposicional, el señor del diario se hizo el sota y la vieja de adelante ni se enteró, en medio de su terremoto corporal y su sordera, visible en los monstruosos audífonos que salían de sus orejas.
La cola en el banco era larga y llevaba atascada varios minutos. Se sentía cómo el fastidio recorría la columna vertebral de la espera. La idea de que avanzara antes de que la señora ausente volviera me carcomía los nervios. ¿Qué haría con aquel lugar vacío que ya era un agujero negro que me tragaba produciéndome un vértigo espantoso? No podía moverlo conmigo. De hacerlo, desplazaría todo el espacio hacía adelante, con lo cual la cola, a pesar de moverse, permanecería en el mismo lugar.
Un hombre negro como el carbón y de cabellos blancos como la nieve pasaba el lampazo cerca de la cola y me miraba como a un loco. Seguramente escuchó lo que estaba pensando. Tengo la costumbre de pensar en voz alta. Me avergoncé un poco, pero cuando volví a mirar ya estaba más lejos, lanzándome miradas de reojo cada tanto.
Miré el reloj de la pared. Habían pasado apenas dos minutos. Pero los relojes mienten. Cuentan el tiempo con la mecánica de una marcha fascista. Para mi cronos interior habían pasado horas desde que la señora me dejó cuidando su lugar. Y el agujero negro seguía ahí, esperando ser determinado por un ser mundano al que le sudan las manos y se le torsiona el estómago. Pensé en irme y sumarle mi lugar vacío al de la señora, que ya nadie cuidaría, con lo cual quedaría anulado el problema y relajados mis nervios. Pero visualicé un nuevo desequilibrio en el orden del universo. La señora volvería, y al no verme, reclamaría su lugar al señor del diario y a la vieja sorda, estos interpretarían tal actitud como un intento de colarse, y se armaría flor de despelote gracias a mi comportamiento cobarde. Pero el verdadero desequilibrio, para ser honesto conmigo mismo, sería no pagar la boleta y seguir sin internet, Vade retro Satanás.
Me lamenté profundamente haberle dicho que sí. Sentí ese dolor de no poder volver hacia atrás para modificar una simple acción. Me imaginé atajando a la señora diciéndole disculpe pero no sé a lo que se refiere con eso de que le cuide el lugar, o, lo lamento pero no estoy capacitado para asumir tamaña responsabilidad, o tal vez aclarándole que no soy competente ni entendido en problemas metafísicos de esa envergadura. Pero así como no podía empujar hacia adelante el lugar de la señora, tampoco podía volver hacia atrás en el tiempo,  ya que de poder hacerlo anularía el conocimiento de los efectos de mis acciones, lo cual me determinaría a actuar de la misma manera. Maldita naturaleza del universo.
De repente la cola avanzó y volví al mundo cotidiano de la espera como si cayera por una montaña rusa. Apenas fueron un par de pasos que dio la vieja sorda. Para mí fueron dos abismos. No me atrevía a pisar o saltar el agujero negro dejado por la señora. Tampoco podía permitir que los demás pasaran por encima del lugar que yo estaba cuidando. Sentí a mis espaldas el crepitar de las hojas del diario y un resoplido cargado de mufa. Una multitud de miradas me taladraban la nuca y me empujaban con su impaciencia. Pude percibir cómo se asomaban las cabezas por ese pasillo de personas para ver por qué carajo la cola no avanzaba. Yo estaba paralizado mirando ese cono rojo que había dejado el negro canoso a mi izquierda, donde había limpiado. La cola volvió a avanzar y una ola de murmullos rompió sobre mí. ¿Qué pasa viejo? escuché decir al hombre del diario. Espere un momentito, le dije haciendo un gesto con mis manos para que no se moviera. Fui a buscar el cono, que tenía el dibujo de un hombre resbalando, y lo puse sobre el agujero negro que había dejado la señora a mi cuidado. Lancé una mirada general hacia atrás, y les comuniqué a todas aquellas caras fastidiosas que no pisaran allí. Sin esperar respuestas caminé hasta llegar a las espaldas de la vieja sorda, guardando la distancia debida. Miré el reloj. Ocho minutos. Empecé a sospechar del reloj, para mi cronos interior solo se habían deslizado un par de minutos. Ya sentía ganas de orinar.
Miré hacia atrás. Nadie había movido el cono. Lo pasaban de a uno con cuidado, como si fuera el lugar reservado de una persona. De alguna manera me sentía satisfecho, pero algo me seguía carcomiendo por dentro, la licencia que se había tomado la señora que me dejó el puesto de vigilante y de gil. Tenía ganas de ir al baño, pero ya faltaba poco, solo había tres personas delante de la vieja sorda, y la mecánica del tiempo ya contaba más de diez minutos de espera cuando sentí una leve alteración en la médula espinal de la cola, y como si hubiese visto un fantasma, un escalofrío me pinchó el cuerpo al ver llegar a la mujer, que con un tímido Gracias, se disponía a hacer posesión del lugar abandonado. Traía en sus manos varias bolsas de compras y se la notaba jocosa. Como yo no le hice lugar, me quedó mirando un rato, y media desconcertada me dijo:
-Yo estaba acá ¿te acordás?
-Discúlpeme pero ‘éste’ no era su lugar – le contesté muy tranquilo.
-¿Cómo que no? – sus ojos se abrieron de la sorpresa, mientras buscaba cómplices – Si yo te dije que me cuidaras el lugar…
-Sí, es verdad, pero ‘ÉSTE’ – recalqué señalando con el índice el piso – no es el lugar que usted me pidió que yo le cuide.
-¿Vos me estás cargando?
-No señora. Yo cumplí con mi palabra y le cuidé el lugar, que no es éste.
-¿Y cuál es? – Me preguntó visiblemente fastidiada.
Le pedí que me siguiera, y caminamos unos cuantos metros, con todas las personas incluidas linealmente, hasta llegar al cono.
-Éste es su lugar – le dije sacando el cono e invitándola a ocuparlo.
Las dos personas que estaban a ambos lados del cono nos miraron sin entender lo que pasaba, la señora tenía clavados sus ojos furiosos en mí, y yo, desentendiéndome de todas aquellas miradas, le dije a la señora: De nada. Cuando me di vuelta para volver a mi lugar en la cola escuché:
-¿Vos te pensás que yo soy pelotuda o qué?
Me volví sobre mis talones y la miré a los ojos.
-No la conozco tanto como para afirmarlo. – Contesté mientras volvía a poner el cono en su lugar al ver que la cola avanzaba y la señora se resistía a aceptar la realidad de las cosas.
-No. Seguramente vos sos de esos pelotudos sin sentido común.
-No me falte el respeto por favor. Usted me pidió que le cuide el lugar, y ahí está…
-O sea, me tomás de boluda.
-No señora. Mientras usted se fue de shopping y todos los pelotudos que estamos acá hacíamos la cola por usted, yo me ocupé de que nadie ocupara su lugar, valga la redundancia.
-Se supone que cuando alguien pide que le cuiden el lugar, el lugar es el que está entre esa persona y la de adelante, no el lugar donde apoyaba sus pies.
-Usted supone muchas cosas sin pensar. Si es como usted dice, entonces el lugar que ocupaba se tendría que mover junto con la cola, lo que provocaría que se moviese a la vez todo el espacio circundante y por ende la cola no avanzaría. Su lugar es ese, el mismo que dejó cuando se fue a pasear.
-¿Vos estás drogado o qué carajo te pasa?
La cola seguía avanzando y la gente nos miraba risueña, entretenida con una discusión metafísica vulgar.
-Haga lo que quiera señora, yo ya hice lo que tenía que hacer.
Me di media vuelta y caminé hacia mi lugar con la dificultad de una vejiga a punto de explotar. Detrás de mi venía la mujer bramando que claro que iba a hacer lo que quisiera, es decir, ocupar su lugar. Pero cuando llegué delante de la cola me di cuenta que ya no estaba ni la vieja sorda ni el señor del diario. Un hombre obeso, morocho y sudado esperaba con cara de fastidio. Le toqué el hombro con suma delicadeza y le dije:
-Disculpe, ¿pero acá no había un hombre leyendo un diario?
-No.
-Ah. Porque yo estaba delante de él.
-Y yo delante de él. – Dijo la señora sin perder tiempo y alzando la voz para que todos la escuchen.
-Acá no había ningún hombre leyendo el diario. – Recalcó secamente y sin mirarnos.
La señora se adelantó y lo increpó:
-Lo que pasa es que yo le pedí a este estúpido que me cuidara el lugar y cuando volví había puesto un cono por allá atrás y ahora resulta que la cola avanzó y la gente que teníamos adelante ya pasó…
-Qué macana doña.
-¡Macana las pelotas! – le gritó – Hace más de una hora que yo vine al banco y no voy a volver a hacer la cola…
-Pero salió del banco lo más pancha a hacer compras mientras la gilada le hacíamos la cola – Agregué ácidamente en un comentario dirigido a todo el Banco.
-¡Qué carajo te importa qué fui a hacer! ¡Todo esto es culpa tuya! – Me gritó mientras me golpeaba en un brazo con las bolsas de cartón.
Con semejante barullo no tardó en acercarse un hombre de seguridad y preguntar qué estaba pasando.
-Se quieren colar – Dijo el hombre obeso.
-Yo no me quiero colar imbécil, yo estaba acá…
-Señora va a tener que hacer la cola como todo el mundo – Sugirió amablemente el de seguridad.
Tras una larga discusión en donde la señora intentó explicar el mal entendido y yo intenté desarrollar la metafísica vulgar del espacio, el hombre de seguridad nos acompañó hasta el final de la cola escuchando con atención nuestros argumentos y mostrándonos amablemente nuestros nuevos lugares.
-Espero que sepan cuidar de estos. – Bromeó el hombre y se retiró.
Sin perder tiempo ante mi débil resignación me puse al final de la cola antes que la señora reaccionara. Se acercó despacio y se puso detrás de mí mientras me rezaba un rosario de insultos y maleficios. La cola avanzaba más rápido pero era mucho más larga que cuando yo había llegado. Dentro de mí la tensión de la espera me acercaba al umbral del dolor, sudaba y me retorcía mientras escuchaba por detrás la homilía de improperios y guarangadas que no se cansaba de proferir la mujer, haciendo cómplices a los que estaban detrás de ella. Me resistía a darme vuelta y tener que decírselo. Miré el reloj, el banco cerraría en diez minutos y diez minutos era demasiado, quien podría soportarlo. Miré hacia atrás, la cola cada vez era más larga, igual que los insultos. Tenía ganas de llorar. No aguantaba más, se lo tenía que pedir o reventaría de manera bochornosa. Sudado, pálido y tenso, me di vuelta y le imploré a la mujer:
-¿No me cuida el lugar que voy al baño y vengo?



La guerra del cemento


A nadie le gusta que por el fondo de su casa pase el tren. Por eso generalmente paralelo a las vías corren calles o avenidas, y si hay terrenos estos en su mayoría son baldíos, llenos de basura y ratas. En Villa Bosch un grupo de vecinos decidió hace muchos años desmalezar y limpiar un terreno baldío lindero a las vías, y crear una huerta comunitaria, donde hasta hace poco tiempo se dictaban talleres y cursos dedicados a la ecología de manera gratuita, y era un lugar de visita de colegios y jardines como una manera de generar una conciencia ecológica.
De la noche a la mañana, horario de trabajo de ladrones y zorros, los vecinos se encontraron con el lugar ocupado por policías Federales. Sin orden de desalojo y en medio de un silencio cómplice de juzgados y funcionarios municipales, se impide el acceso de manera ilegal a los vecinos y colaboradores de la huerta, sin dar explicación alguna.
El cuidado comunitario impidió que volviese la maleza, pero no así las ratas y basuras humanas. Estás ratas, ahora de traje y corbata y uniformes armados, se quieren robar el lugar para desarrollar emprendimientos inmobiliarios bajo la mascarada de políticas sociales. Lavado de dinero en lavarropas de obras públicas, “prebendas” y “dádivas” que financian “proyectos municipales”, letrados de la codicia enemigos de la vida y la paz.  Las Mafias del cemento y las Escrituras, asociados a las Mafias Políticas y protegidos por Mercenarios Federales, llevan adelante una guerra contra los espacios públicos y modos de vida que no fomenten el consumo y el sentido de la propiedad.
Dejar que esto ocurra y no hacer nada es ser como ellos. Apostemos a un futuro sin ellos. Apostemos al compromiso. Hagámosle saber que su voluntad no es la nuestra.


PAGA DIOS estuvo en el lugar de los hechos y rescató esta nota con los protagonistas y una telefónica con uno de los fundadores de la huerta, que nos cuenta de manera clara el nudo de la cuestión.


El género de la violencia


“La guerra es la continuación de la televisión por otros medios”.
Karl von Clausewitz


Como estalla la moralina del Inadi y los organismos contra la discriminación cuando alguien dice mogólico o trata de travesti a un travesti. Pero que lejos está del límite de su tolerancia cuando la mayoría de los programas de TV presentan y venden a las mujeres como mercancías sexuales o nos quieren convencer que las pendejas putitas son culpables de ser violadas. Me canso de escuchar los largos discursos sobre violencia de género en los mismos medios que lo generan. Yo mismo me inclino a pensar que esto no es violencia de género, sino más bien un género de violencia, la que viene establecida desde los medios de comunicación, y que es tomada como algo “dado” y no prefabricado.
Este género de violencia es contra lo marginal. Porque no es lo mismo una putita vip que una putita de barrio; no es lo mismo un travesti televisivo que un travesti de Ruta 8. Este género de violencia marginal es instituido y legitimizado desde los medios de comunicación, que a la vez que repudia esto, lo publicita de manera eficaz y masiva.
Los obsecuentes y aplaudidores de turno solo reaccionan contra los medios “opositores” cuando estos operan contra el gobierno. Pero el silencio que despliegan sobre este género de violencia es cómplice. Nadie se ocupa de este delito que es un gran negocio en una fábrica de veneno. Profanadores de tumbas y sepultureros de la alegría llenan de humo lacrimógeno las pantallas, para encubrir un negocio más grande aun, que es el de la prostitución de menores, ambos sexos, por donde pasan toda clase de magistrados degenerados del poder. Sino pregúntenle al padre Grassi.
Este género de violencia marginal no funcionaría sin la infernal maquinaria de repetición y la figura del estereotipo, que es el molde seco del prejuicio y la opinión pública, que farandulea los debates en un chusmerío de feria. Esclavos de la propiedad, que compran el discurso represor y discriminatorio para aplacar sus miedos y justificar sus odios vacíos.
Mientras tanto, la guerra de pobres contra pobres es un éxito, y la burguesía junto a la clase política cuentan las ganancias del sacrificio pascual, ocupándose de que la mentira y el miedo perpetúe esa guerra y esas ganancias; por eso su impunidad y su inmunidad está auspiciada por grandes marcas y pautas oficiales, que llena las cuentas bancarias de estos terroristas mediáticos.
Ojalá algún día sean juzgados y castigados estos hijos de mil putas delincuentes mediáticos, más peligrosos que los motochorros y más peligrosos que los violadores de pendejas.

Así, el género de la violencia marginal perdería su propia génesis.

La década subsidiada


“La importancia política que tiene la distribución de planes sociales para el gobierno nacional podría ser sintetizado en una sola cifra: según la base del presupuesto 2012, en un año se repartió 64.400 millones de pesos, entre más de 18 millones de personas, a través de 58 programas diferentes. 
En el mismo ejercicio, la gobernación bonaerense de Daniel Scioli, distribuyó 52 planes entre 4,2 millones de beneficiarios por 4640 millones de pesos. Es decir que entre la Nación y la provincia, se invirtieron en 2012 más de 69.067 millones de pesos en transferencias sociales.
A todo esto, hace más de un año que el Indec no informa sobre los índices de pobreza e indigencia. La última vez que lo hizo, a mediados del año pasado, informó una cifra más que engañosa: 4,7% de pobres y 1,4 de indigentes.
Para el diputado Claudio Lozano las cifras de la pobreza son mucho más elevadas: el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas, que él coordina, midió que un grupo familiar que ingresa menos de $ 6 mil debe ser considerado pobre. En este sentido, Lozano evaluó que un 36,5% de la población está en esa situación (alrededor de 15 millones de personas). La línea de indigencia la colocó en $ 3.400, y por debajo de ese índice se encuentra un 12% de los argentinos (cerca de cinco millones de personas). Es decir que la mitad de los argentinos están por debajo de la pobreza."

Más allá de las cifras y estadísticas teledirigidas por intereses de distinto sector, imagínense si hoy alguien tocara el botón rojo y se dejaran de pagar los planes y asistencias sociales más los subsidios, el resultado sería catastrófico. Y todo esto en un contexto de Década ganada.

Se aplaude y glorifica a este gobierno por asistir desde el Estado a los más necesitados, a los excluidos del banquete capitalista. Me parece perfecto que en su momento se haya hecho con las víctimas del post 2001, pero el hecho de que 13 años después esas políticas asistenciales sigan tan vigentes y sean tan necesarias como antaño, no habla bien del milagro kirchnerista, y menos de una década ganada. Un país que entre el 2003 y 2008 ha crecido a tasas de 2 dígitos, un país en donde, según nuestra excelentísima presidenta, los empresarios la juntan en pala y los bancos locales son los más usureros del mundo, un país que prometía la mejor distribución de las riquezas y la inclusión de todos y todas, hoy tiene los mismos problemas que hace 20 años.

Por último, y para señalar que de alguna manera este es un problema mundial y no solo una trampa peronista, en EEUU el 35% de la población vive con cupones para alimentos, y casi la mitad de los estadounidenses recibe algún tipo de ayuda a través de subsidios.

Es lo que nadie quiere ver, es lo que los gobiernos quieren ocultar disfrazando con subsidios y planes sociales la cruda realidad: que ellos muy poco pueden hacer contra las mafias financieras y los monopolios de mercado. Mientras tanto, los aplaudidores y obsecuentes oficiales festejan las mentiras históricas del Billiken.


Osvaldo Bayer - Entrevista en Radio a la Carta


Muchos de los que estamos reunidos en este bar somos fugitivos del renglòn, tenemos la vocaciòn pero no el talento. Esta noche està presente un maestro que hace historia, OSVALDO BAYER. Testigo y protagonista de hechos històricos, su pluma y su palabra siempre defendieron las luchas populares, el rugir de los humillados, la causa de los soñadores. Conoce el exilio y el dolor de los silenciados. Su valor desenmascarò siempre la historia oficial, la de los vencedores, esa historia que intentò ocultar masacres contra pueblos esperanzados en un futuro mejor. Su defensa inclaudicable de los derechos humanos, su labor periodìstica lo han convertido en un hombre de otra especie. Un intelectual trabajador desde las utopìas, un libertario hijo del pueblo que todavìa cree - y seguirà creyendo- en la rebeldìa y la esperanza. Un hombre que lucharà toda su vida - un imprescindible.



RADIO A LA CARTA
Transmitido por RADIO ATOMIKA
www.radioatomika.com.ar
Desde EL GATO NEGRO.

RADIO A LA CARTA. Emitido desde Septiembre de 2013, todos los jueves de 22 a 0 hs, vía streaming desde Restobares de GBA y CABA, por Radio Atomika. Un proyecto que pretende unir la cultura gastronómica al medio radial, y sacar la radio del estudio para acercarla al público. Radio en vivo, radio abierta, en donde todos somos protagonistas y cronistas de nuestro tiempo.
https://www.facebook.com/RadioNomade


Una producción de MEDIA DOCENA CONTENIDOS


Little Quentin de Albert 't Hooft & Paco Vink


Art Direction: Paco Vink.
Animators: Paco Vink, David de Rooij, Jelle Brunt, Yi 'Shadow Master' Zhao
Coloring: Albert 't Hooft, Paco Vink, David de Rooij, Jelle Brunt, Yi Zhao
Original Soundtrack by Maarten Spruijt
Foley & Mix: Jeroen & Ronald Nadorp, Bob Kommer Studios
System Administrator: Pepijn Blom
Drama coaches: Michiel Snijders & Arnoud Rijken
Production: il Luster Films
Executive Producers: Michiel Snijders & Arnoud Rijken
Production Assistent: Chris Mouw
This film was developed with the support from The Netherlands Film Fund

©2009 Stichting il Luster Films / AniKey Animation Studios

Entrevista a Herman Schiller

Se respira aire fresco en las alturas, allí donde habitan hombres solitarios, indomables, políticamente incorrectos, como Herman Schiller. En medio de tantas agachadas y periodistas a sueldo, este hombre le saca las etiquetas a los micrófonos para hacer radio anti-sistema desde el sistema mismo, metiéndose en la Matrix, no para destruirla, sino para molestarla, para mojarle la oreja, para meterle el dedito en el culito. 

Un Maestro que nos inspira y que se merece todo nuestro respeto.

PAGA DIOS 

Todos los lunes de 22 a 0 hs 

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Ismael Jalil de CORREPI - Entrevista completa


Pocos denuncian la intencionalidad de un mundo mal repartido y amarrocado por pocos como Ismael Jalil, abogado de la Coordinadora contra la Represión Policial e institucional (CORREPI). Pocos recorrieron las inmundas entrañas de un sistema organizado de delincuentes, legalizados por la función política e institucional, batallando como un Quijote en una historia de Caballeros contra máquinas de picar carne y fariseos democráticos. Pocos tiene un altavoz sincero y demoledor como él. Es como dijo Nietzsche, "hay que filosofar a martillazos". 

Escuchalo.
PAGA DIOS 

Viernes de 22 a 0 HS 
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El paro de las dos viudas



Una vez más la historia nos demuestra que los dinosaurios no se extinguieron y que la hipocresía, y no la contradicción como creía Marx, es el motor de la historia.
Barrionuevo, la viuda de Menem, y Moyano, la viuda de Kirchner, después de haber sido archienemigas y haber pertenecido a tendencias opuestas, hoy se abrazan y lloran juntas sus desgracias de viudas, pero se dan ánimos de esperanzas porque algo, al fin y al cabo las ha unido. El pasado las espanta. Una, militante del viejo club de los neoliberales conservadores noventistas, la otra, del club new age de los neoliberales progresistas del siglo XXI. A pesar de que sus maridos se abrazaban y tenían sueños compartidos y negocios en común, con el tiempo se distanciaron al punto de que uno renegó del otro diciendo que nada tenía que ver con esa oscura página de la historia.
Hoy las viudas se unieron para demostrar que a pesar de que no tienen marido, la tienen más larga que nadie, y que cualquier candidato se tendrá que revolcar en la cama con ellas.  Las ideologías son máscaras del carnaval eleccionario, y los negocios son negocios. Los hijos de las viudas son rehenes de este nuevo divorcio en donde lo único que importa es el paquete sucesorio.
Mientras los jueces y abogados reparten los bienes gananciales, los ventrílocuos del cuarto poder fabrican necesidades banales y deseos mezquinos en las mentes obtusas de las víctimas del vaciamiento. Los curanderos de turno alertan contra el miedo sin cura, mientras el Papa argentino anuncia que Dios ha muerto.
La historia nos moja la oreja mientras se repite. La demencia senil se ríe de la memoria, que siempre resulta ser un museo de grandes novedades.

Hasta la victoria siempre, siempre y cuando las viudas del poder no nos metan en la cama.

María Cristina Zitarrosa - Entrevista Completa



No hay mejor forma de conjurar la muerte y el silencio de una cultura necrológica, que festejando el cumpleaños de los que nunca mueren, como Alfredo Zitarrosa, poeta popular, juglar de las calles y las esquinas y los bares, hermano latinoamericano. Por eso hablamos con su hermana, María Cristina Zitarrosa, para revivir aquellos años que no mueren en libros de historia, sino que están vivos en la memoria y en la música de este entrañable revolucionario sin armas.
 
PAGA DIOS
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Lo inexplicable del 24 de Marzo


Uno toma conciencia de su docta ignorancia cuando le tiene que explicar algo a su hijo. Todo parece muy fácil, muy sabido, hasta que se topa con la curiosidad, la inteligencia y la inocencia de una nena de siete años. Le tuve que explicar a mi hija por qué era feriado el 24 de marzo. Tuve que pensar desde dónde, con qué palabras, que cosas contarle, porque para esto no hay horario de protección al menor.
Tenía que empezar por el golpe de Estado, pero para que se entienda había que explicarle antes la diferencia entre una democracia y una dictadura. Pero eso no era nada, lo peor era cómo contarle el horror, cómo hacerle entender a una nena que se secuestraban, se torturaban y se mataban personas por motivos políticos e ideológicos. Aclararle que no eran solo militares los que ejercían el terror, sino también policías, curas, empresarios, vecinos, compañeros de trabajo, periodistas, políticos. Cómo explicarle que no fue una guerra contra un enemigo invasor, sino entre propios hermanos con proyectos distintos; que no fueron dos demonios los que combatieron, sino la codicia inhumana de un sistema económico genocida a escala mundial, contra cualquier proyecto comunitario. Cómo explicarle sin quebrarme que muchas personas perdieron a sus padres, sus hijos, sus nietos, sus hermanos, sus amigos, y que muchos todavía no saben qué fue de ellos.
Cómo explicarle el indecible dolor causado, la herida abierta que todavía supura y la discapacidad vigente de un país al cual le han amputado miles de sus miembros. Nos fuimos curando del miedo y del silencio cómplice, pero cómo explicarle que las consecuencias políticas y económicas todavía hacen daño en un país dividido por demagogos y nostálgicos de la mano dura.
Cómo explicarle sin hacerle daño, sin violar su inocencia. Cómo explicarle todo esto si ni siquiera yo me lo puedo explicar. Cómo fue posible tanto odio, tanto daño, tanta muerte, tanto silencio, tanto miedo.


Se lo conté como pude, como me salió, como me dolió. Pero no le expliqué nada, los chicos no son tontos.


Alfredo Alcón - Entrevista Completa


 
Cuando se abre el telón desaparece el mundo cotidiano para entrar en catarsis mística, y sublimar la realidad que duele en las caricias mágicas del arte. 
Cuando el artista levanta el teléfono para que los humanos curiosos pregunten, se abre el mundo interior de este genio mágico que es Alfredo Alcón, para tranquilizarnos con sus palabras, y demostrarnos que él también es humano, demasiado humano, aunque no podamos creerlo.

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Educación Pública, cuestión de billete

Por Justo Laposta
Filosofista - Opinólogo


Nos enseñaron desde chicos lo importante que es estudiar, porque los burros no tienen futuro. Lo escuchamos en todos los discursos de todos los políticos de todos los partidos, que la educación es una prioridad y una garantía de futuro, que no es un gasto sino una inversión, que los pueblos analfabetos son explotados, manipulados, oprimidos. Pero a la hora de las paritarias, a la hora de negociar un salario digno, son más avaros que el Tío Rico. Nunca se los ve tan celosos del erario público, ni cuando negocian pagar deuda externa ilegítima. Nunca se los ve cuidar tanto de los fondos públicos, ni cuando negocian los abultados sueldos y las generosas dietas de los funcionarios y legisladores. Se defiende la educación pública y gratuita pero se destinan multimillonarios fondos para subsidiar la educación privada de la santa iglesia católica, mientras lágrimas de cocodrilo llueve sobre los maestros.
Mientras tanto los sindicatos docentes dan un triste espectáculo y un triste ejemplo de lucha y dignidad. Revolcados en el fango del egoísmo y la falta de imaginación, se cagan en los valores que pretenden enseñar, y con el ejemplo nos demuestran que en última instancia lo que importa es la guita.
Todos luchan y apoyan la educación pública, la salud pública, pero ni bien pueden mandan a sus hijos a escuelas privadas y a los mejores sanatorios. El doble discurso, la doble ideología, el mismo billete. Todos parecen negociar para el mismo patrón.

Una verdadera experiencia democrática e igualitaria sería que los hijos de todos los funcionarios y empleados públicos asistieran obligatoriamente a escuelas públicas y se atendiesen en hospitales públicos, dado el prestigio e importancia que estos les dan. También que los docentes tengan el mismo sueldo que un funcionario público, o viceversa, ya que en ambos, según la lógica vigente, se juega el futuro de la nación toda.