Es mentira que se aprende de
los errores. Estamos educados para tropezar siempre con la misma piedra, para
elegir lo más inconveniente, para repetir las mismas cagadas.
La historia es la amplificación
de esto: un círculo enviciado por delincuentes y asesinos. Un engranaje de
mentiras apócrifas y evangelios para chandalas. Nadie quiere ver que la mano
que te da de comer te muerde la lengua.
Las cadenas son siempre las
mismas, aunque estén hechas de fibra óptica. Una esclavitud digna, amparada por
derechos humanos y ministros de economía. Una democracia para millonarios y
testaferros, y un destino a control remoto para comprar mentiras universales.
Placebos para enfermos enfermados, y drogas baratas para almas rebeldes. Las
distracciones masturbatorias matan la imaginación creativa en consoladores
electrónicos. Solitarios internautas perdidos en un desierto de amigos.
Sedientos sedentarios muriendo de angustia obsesiva.
Ojo, la revolución fue un
éxito. Todavía hay gente haciendo cola en la fábrica de patadas en el culo.
Otros piden a gritos que los asesinos nos protejan y los ladrones duerman en
casa. Mientras cuidan su falso estatus los que quieren cagar más alto que el
culo en 12 cuotas sin interés. Así comen mansamente el alimento balanceado para
animales sin pedigrí. Por eso ladran tanto, porque no muerden.
Por eso digo, nadie aprende de
los errores si se tropieza siempre con la misma mierda…
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