Viva el Pop


     Dentro de un par de semanas se cumplirán ocho meses de gobierno de esta especie de CEO-Liberalismo, del mejor equipo de los últimos 50 años según Mauricio Macri. De seguro quedará como el peor de la historia, pero no podemos negar que será recordado como el más coherente, teniendo en cuenta que sigue a rajatabla y de manera rígida e inflexible el lineamiento ideológico del nuevo orden mundial. Desde el vamos, conformaron un gobierno gerenciado por CEO's y algún que otro mamarracho para debilitar el poder político del Estado, vaciarlo de ideas y proyectos, y alejarlo de la gente construyendo una piramide sin escalones. Ya lo habían dicho, el país hay que manejarlo como una empresa, y una empresa debe ser rentable, y si no se recurre a las variables de ajuste con el gerente de recursos humanos.
Todo indica hasta hoy que hemos entrado en una nueva etapa de colonialismo, en donde el imperio es transnacional y financiero. El nuevo Virreynato del Río de la Plata dejó en claro que asume los tres poderes. Los decretazos y los mamarrachos jurídicos a los que se presta cierto sector de la justicia así lo confirman. El Congreso es un Cabildo abierto a las débiles voces opositoras que van capitulando después de varios carpetazos, para sellar los salvoconductos de la infamia. El circo mediático se encargó de desprestigiar la política colgándole valijas de guita sucia mientras te anuncian la revolución de la alegría con tarifazos y despidos. Los globos de colores decoran sepulcros blanqueados y los fariseos todavía intentan convencerte de que esa es la verdadera casa de un ciudadano austero.
El cambio no era para vos, es para ellos. La coherencia neoliberal-conservadora trabaja para sí misma, y queda claro en los discursos de sus voceros el nivel de desprecio, de indiferencia e insensibilidad social para todo lo que quede por debajo de su clase. No les importa que te cagues de frío, quieren que te cagues de frío. Quieren que todo te cueste muchísimo, que la diferencia en la calidad de vida entre vos y ellos sea abismal, te quieren ver de pata al suelo, como hace doscientos años. Lo contrario es una irrealidad, una ilusión que tarde o temprano se paga caro. ¿Qué es esto de universidades por todos lados y fútbol gratis? ¿Nadie se dio cuenta que las pibas se embarazan para cobrar millonarios planes sociales? El populismo es un espejismo de alquimistas del relato y el Estado no es un aguantadero social.
Y a no olvidarse: solamente los países del primer mundo tienen derecho a subvencionar la economía, los servicios y proteger la industria nacional. La argentina está destinada a ser una granja agro-exportadora, o en el mejor de los casos un supermercado para el mundo de elite. Por eso vivimos angustiados cuando nos creemos la ilusión de ser independientes. Perdón querido rey, tus siervos vuelven a lustrar las cadenas y ajustar los grilletes. La revolución de alegres mitayos ya está en marcha.
Volvamos a un país magro, famélico, sin esa grasa militante ni esos ñoquis parásitos. Los verdaderos parásitos del Estado no aceptan competencia ahora que están de los dos lados del mostrador. Desideologisemos la política y hagamos del Estado un cajero automático. Basta de populacho. Mejor invitemos neonazis a la Rosada, que hacen pop, pop para divertirse.

Bienvenidos al Nuevo Virreynato del Río de la Plata.

Editorial para EL NIDO DEL CUCO
28 de Julio de 2016

Con la casa tomada


    Dentro de 3 días se cumplirán 200 años de la declaración de la independencia. Los cucos sentimos que no hay nada que festejar. No con un gobierno que el día de la memoria invita al presidente de los Estados Unidos y el día de la independencia lo sienta al rey de España en la casa de Tucumán, casi como un pedido de disculpas por el atrevimiento histórico de haber querido negar nuestro destino colonial o reconstruir una memoria hecha pedazos. Escucharemos discursos fríos y almidonados sobre la Patria y biografías nivel escolar sobre los libertadores. Estos nativos venales seguirán el protocolo oficial a pesar de que desprecian lo autóctono y popular del asunto; en el fondo sueñan con ser ejemplares súbditos del rey.
Así como Rivadavia y compañía traicionaron a los libertadores y promotores de una Patria Grande, para consolidar una factoría agroexportadora y ser adoptados por una nueva madre patria que nos abriera las puertas de la civilización, hoy la puñalada traicionera vino de mano del pueblo, que eligió en las urnas a esa oligarquía histórica, promotora de una patria chica, muy chiquita, en donde no hay lugar para todos.
200 años de historia pasaron ¿y no pudimos construir nada mejor que esto? Ahí están, los mismos cobardes y delincuentes en el poder, los mismos terratenientes y ganaderos alimentando barato al primer mundo, los mismos miserables en el Congreso abalando el saqueo y la miseria en nombre de un sinceramiento de elite corporativa, ahí está la misma prensa cómplice que no le importa escribir con sangre nuestro epitafio colonial.
Somos como la selección de fútbol. Tenemos a los mejores, llegamos a las instancias definitivas, pero en la final no metemos un gol, y el mejor de nosotros manda la pelota a la tribuna en un penal decisivo. No podemos levantar una copa, no creemos en nosotros mismos. Y cuando parece que lo vamos a lograr todo se derrumba.
Hay un cuento de Julio Cortázar que quizás define un poco nuestra idiosincrasia: Casa Tomada. Una casa grande y cómoda para una pareja de hermanos que viven de la renta del campo. Despreocupados, rutinarios. Hasta que un día le ocupan la parte de atrás. No importa, cierra la puerta del pasillo con llave, la vida continua a pesar de todo. Tratan de olvidarlo, de hacer como que no pasó nada. Ella teje, él revisa colecciones de estampillas de su padre. Así estaban bien, y poco a poco empezaron a no pensar. “Se puede vivir sin pensar”, dice él.

Así nos convencen todos los días a nosotros, se puede vivir sin pensar. Los delincuentes que tomaron la casa entrando por la puerta trasera, vienen a cobrar la hipoteca que mamá derrochó en una fiesta popular, esa ilusión y alucinación que tarde o temprano se paga muy caro. Mientras nos hacen sentir el olor sucio de la guita de la corrupción, destruyen políticas de Estado vía decretos, achicando así el Estado a tal velocidad, que cuando se nos ocurra reaccionar ya estaremos afuera, como los protagonistas del cuento, que una vez que se quedan en la calle, con una estúpida resignación cierran la puerta con llave y la tiran a la alcantarilla, no sea que a algún pobre diablo se le ocurra  robar y se meta en la casa, a esa hora, y con la casa tomada.

Editorial para EL NIDO DEL CUCO
6 de Julio de 2016