24 de Marzo, Día de la Desmemoria

Por Justo Laposta
Filosofista y Opinólogo


“Nunca arruines tu presente por un pasado que no tiene futuro.”
Dalai Lama
"La verdad triunfa por sí misma, la mentira necesita siempre complicidad"
Epicteto
Se me ocurrió la insolencia de pensar que el agregado de un día feriado en nuestro calendario con motivo de la memoria, no es otra cosa que marcar el hecho de que somos unos desmemoriados, y también que nos gustan los feriados para hacer cualquier cosa menos pensar, reflexionar, o cualquiera de esos verbos molestos que tanto incomodan a los que decretan feriados. El 24 de marzo, “Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia” no es otra cosa que la desmemoria consumada clavada a un almanaque. El día de la memoria es para los desmemoriados, es para los que no quieren recordar, es un nuevo atentado contra la historia, otro golpe de Estado a una pobre nación testimonial.
Y si hablamos de memoria por qué no recordamos mejor el 9 de diciembre de 1985, el día que se hizo justicia, dando sentencia a las juntas militares. ¿No fue ese el día de la Verdad y la Justicia? ¿Por qué recordar el día que el enemigo nos dio el terrible golpe? ¿Por qué no recordar el día en que la “justicia democrática” golpeó fuerte al enemigo, y que constituyó un hecho sin precedentes en América Latina? ¿Por qué la memoria tiene que estar manchada de sangre? Recordamos a los enemigos de la humanidad con todos los ingredientes del morbo bien documentado, una buena lección para esclavos sodomizados que osaron soñar con revoluciones políticas y sociales. No vaya a ser que la memoria nos recuerde que un día se hizo justicia. Al fin y al cabo le hicieron feriado a la memoria.
Cabe recordar, si es que de memoria hablamos, que el 28 de diciembre de 1990, día de los Santos Inocentes, Carlos Menem firmó los indultos que dejaban en libertad a todos los militares y montoneros condenados, y daba por finalizados los juicios contra Guillermo Suárez Mason y José Alfredo Martinez de Oz. La furia de un pueblo doblemente herido y engañado no se hizo esperar. Como corresponde a una turba iracunda de esclavos sodomizados, solo hubo una marcha de repudio encabezada por Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. La verdadera furia vino mucho después, a fines de 2001, cuando los bancos le robaron a la clase media sus ahorros en dólares. En este caso voltearon a un ministro de economía y un presidente a los cacerolazos, con disturbios, grandes movilizaciones, muertos y todo. Moraleja...
Llamado de atención a la memoria de los argentinos: Carlos Saúl Menem fue reelegido como senador de la nación por la Rioja en las últimas elecciones de 2011, pese a haber hecho uno de los actos criminales más grandes de nuestra historia democrática, indultar genocidas condenados por la justicia civil; y no está preso, ni fue juzgado por ello. Y esto no se considera un crimen de lesa humanidad. Moraleja…
Otro hecho que llama la atención y no es parte de la memoria, es que en junio de 2005 la Corte Suprema de Justicia de la Nación resolvió la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y de Punto final, declarándolas inconstitucionales, pero jamás vimos a los responsables de esas leyes ni a los jueces de la Suprema Corte comparecer en el banquillo de los acusados por tal ignominioso hecho. Otra vez los militares al banquillo, juicio y castigo. Otra vez nos tragamos una dictadura sin cómplices, sin ayudantes, sin ideólogos. Nada de ministros, jueces, periodistas, empresarios, políticos, embajadores, etc. Imágenes grabadas a fuego: botas, ametralladoras, el bigote de Videla, centros de detención, Comunicado Nº 1… Pero en nuestra memoria no hay civiles, no hay políticos, no hay ministros, solo hay milicos genocidas.
Y llegamos al boom del cinismo total, de la memoria mentirosa. Los grandes restauradores de los Derechos Humanos en la Argentina: Nestor Kirchner y Cristina Fernández, un matrimonio de abogados que en la época de la dictadura amasaron su fortuna gracias a la circular 1050 creada por Martinez de Oz para favorecer la usura financiera y dejar en la ruina a millones de argentinos. Como abogados jamás presentaron un Habeas Corpus a favor de detenidos. En 15 años de gobernación ininterrumpida en Santa Cruz, Nestor Kirchner jamás hizo un acto el 24 de marzo, ni promovió políticas de derechos humanos. Le agarró el ataque ni bien asumió como presidente. Cabe recordar las palabras de Julio César Strassera, quien fue el fiscal en el juicio a las juntas, a propósito de la política de derechos humanos llevada adelante por los Kirchner. A fines de 2008 acusó al gobierno nacional de no querer acelerar las causas por delitos de lesa humanidad. "Estas causas son muy complicadas. Pero el Poder Ejecutivo no las quiere tratar porque le conviene prolongarlas ya que las quieren usar como bandera de los derechos humanos, de la que se ha adueñado". En esa ocasión también afirmó: [...]"si las elecciones de 1983 las hubiera ganado este oficialismo, no hubiera habido ningún juicio contra los militares".
Hasta Hebe de Bonafini nos quiso convencer con que “este es el país que soñaban nuestros hijos, un país de igualdad, libertad y justicia”. Parece que los desaparecidos fueron los mártires de la democracia, y que sus ideales políticos y sociales eran los mismos que el del modelo kirchnerista. Esto nos demuestra que poco conocían a sus hijos estas señoras, que subastaron la memoria de los muertos para que encaje de maravillas en este nuevo relato épico hecho para una democracia de esclavos. Los milicos fueron el brazo armado de un poder mucho más grande que necesitaba deshacerse de mucha gente con conciencia política, para construir un modelo de país a la medida del poder financiero internacional y las grandes corporaciones. Lo que se quiere olvidar, es que las generaciones muertas estaban capacitadas y comprometidas para llevar adelante un proyecto político superador, que antes de luchar contra la dictadura lucharon contra esta democracia de cuarta, hecha para unos pocos. Nos quieren borrar de la memoria que cuando la fuerza de la justicia no alcanzó se hizo necesaria la justicia de la fuerza. Por eso hoy quieren un pueblo manso, pacífico, que haga marchas del silencio o festeje un día de la memoria y la justicia que no incluya nuestros derechos de hoy.
Tengamos mucho cuidado con esto, no nos dejemos desmemoriar con respecto a los derechos humanos. Cada vez que aparece esta palabra pensamos en los desaparecidos. Hay una apropiación de sentido usada políticamente. Parece que solo nos ocupamos de los derechos violados hace 36 años. Todas las energías y recursos puestos ahí. Y nos olvidamos de las violaciones del presente, de los grandes delincuentes contemporáneos, de la dictadura democrática que sigue los senderos de la dictadura militar, de la miseria indigente en un país que produce alimentos para 300 millones de personas, de la falta de vivienda en un país en donde lo que sobra son tierras, de la falta de oportunidades en un país lleno de recursos, de la ausencia de futuro en un país lleno de promesas.
Como ejemplo, Declaración Universal de los Derechos Humanos, Artículo 25:
1. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.
2. La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social.
Artículo 26:
1. Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos.
Nos olvidamos, somos desmemoriados los argentinos, por eso siempre nos vuelven a contar las cosas. Por eso ponen un día de la memoria, que nos ayuda a olvidarnos a nosotros mismos para llorar nuestros muertos. Un pasado bien presente, un presente que acusa al pasado de todos los males, con muchos testigos pero pocos condenados. Un futuro que se repite en promesas, un presente despojado de realidad. Un día de la memoria, solo un día. El resto se pierde en el olvido. Alguien en algún momento nos contará qué pasó.
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