Lo inexplicable del 24 de Marzo


Uno toma conciencia de su docta ignorancia cuando le tiene que explicar algo a su hijo. Todo parece muy fácil, muy sabido, hasta que se topa con la curiosidad, la inteligencia y la inocencia de una nena de siete años. Le tuve que explicar a mi hija por qué era feriado el 24 de marzo. Tuve que pensar desde dónde, con qué palabras, que cosas contarle, porque para esto no hay horario de protección al menor.
Tenía que empezar por el golpe de Estado, pero para que se entienda había que explicarle antes la diferencia entre una democracia y una dictadura. Pero eso no era nada, lo peor era cómo contarle el horror, cómo hacerle entender a una nena que se secuestraban, se torturaban y se mataban personas por motivos políticos e ideológicos. Aclararle que no eran solo militares los que ejercían el terror, sino también policías, curas, empresarios, vecinos, compañeros de trabajo, periodistas, políticos. Cómo explicarle que no fue una guerra contra un enemigo invasor, sino entre propios hermanos con proyectos distintos; que no fueron dos demonios los que combatieron, sino la codicia inhumana de un sistema económico genocida a escala mundial, contra cualquier proyecto comunitario. Cómo explicarle sin quebrarme que muchas personas perdieron a sus padres, sus hijos, sus nietos, sus hermanos, sus amigos, y que muchos todavía no saben qué fue de ellos.
Cómo explicarle el indecible dolor causado, la herida abierta que todavía supura y la discapacidad vigente de un país al cual le han amputado miles de sus miembros. Nos fuimos curando del miedo y del silencio cómplice, pero cómo explicarle que las consecuencias políticas y económicas todavía hacen daño en un país dividido por demagogos y nostálgicos de la mano dura.
Cómo explicarle sin hacerle daño, sin violar su inocencia. Cómo explicarle todo esto si ni siquiera yo me lo puedo explicar. Cómo fue posible tanto odio, tanto daño, tanta muerte, tanto silencio, tanto miedo.


Se lo conté como pude, como me salió, como me dolió. Pero no le expliqué nada, los chicos no son tontos.


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