Educación Pública, cuestión de billete

Por Justo Laposta
Filosofista - Opinólogo


Nos enseñaron desde chicos lo importante que es estudiar, porque los burros no tienen futuro. Lo escuchamos en todos los discursos de todos los políticos de todos los partidos, que la educación es una prioridad y una garantía de futuro, que no es un gasto sino una inversión, que los pueblos analfabetos son explotados, manipulados, oprimidos. Pero a la hora de las paritarias, a la hora de negociar un salario digno, son más avaros que el Tío Rico. Nunca se los ve tan celosos del erario público, ni cuando negocian pagar deuda externa ilegítima. Nunca se los ve cuidar tanto de los fondos públicos, ni cuando negocian los abultados sueldos y las generosas dietas de los funcionarios y legisladores. Se defiende la educación pública y gratuita pero se destinan multimillonarios fondos para subsidiar la educación privada de la santa iglesia católica, mientras lágrimas de cocodrilo llueve sobre los maestros.
Mientras tanto los sindicatos docentes dan un triste espectáculo y un triste ejemplo de lucha y dignidad. Revolcados en el fango del egoísmo y la falta de imaginación, se cagan en los valores que pretenden enseñar, y con el ejemplo nos demuestran que en última instancia lo que importa es la guita.
Todos luchan y apoyan la educación pública, la salud pública, pero ni bien pueden mandan a sus hijos a escuelas privadas y a los mejores sanatorios. El doble discurso, la doble ideología, el mismo billete. Todos parecen negociar para el mismo patrón.

Una verdadera experiencia democrática e igualitaria sería que los hijos de todos los funcionarios y empleados públicos asistieran obligatoriamente a escuelas públicas y se atendiesen en hospitales públicos, dado el prestigio e importancia que estos les dan. También que los docentes tengan el mismo sueldo que un funcionario público, o viceversa, ya que en ambos, según la lógica vigente, se juega el futuro de la nación toda.

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