Las noticias llegan, invaden y
colonizan ideológicamente en silencio. El arma más eficaz del poder bombardea
las 24 hs por televisión, radio y redes sociales. Y sin darnos cuenta tomamos
partido por alguno de los bandos: “Civilización o Barbarie”. Una vieja consigna
para los desprevenidos. Un viejo cazabobos que pisamos en cualquier posición que
nos pongamos. Una trampa que enfrenta viejos odios y promueve rentables
venganzas. El chivo expiatorio para la legitimación de masacres o genocidios en
nombre de la Paz, de Dios o de los Valores occidentales.
Hay una fórmula mágica para que
el odio, el desprecio y la humillación funcionen naturalmente: el estereotipo.
El estereotipo es el hijo mayor de la ideología, una trampa política que
inocula el prejuicio y forma la opinión. Así tenemos que todos los musulmanes
son potenciales terroristas, o que los franceses son xenófobos fachistas que
bien merecido se la tienen, cuando en realidad estos condenados son víctimas de
un mismo sistema, que crea las facciones, pone las armas y dispara el primer
tiro.
Es fácil ver como se crean
ciudadanos de primera y de segunda, y hasta “cosas” que parecen humanas. Como
en las viejas Cruzadas Medievales, las guerras económicas se disfrazan con las
mejores intensiones, religiosas o políticas, y los miles de muertos anónimos
sirven a un puñado de voluntades malignas, que luego serán recordados como
héroes o santos en los libros de historia.
El maniqueísmo triunfó en todos
los órdenes. Si no nos divide el color de piel, entonces es la religión, y si
no el partido político, o la nacionalidad, o el cuadro de fútbol, y si no… y
entonces qué… Cuántas veces más nos van a cortar en pedazos, cuánto más nos
vamos a odiar para darnos cuenta que no hay nada REAL que nos divida, que la
estupidez es ideológica, que la ideología está manipulada por una minoría de
monstruos subhumanos que tomaron el poder queriéndonos quitar la alegría, la
paz y los recursos.
Démonos cuenta de una cosa. El
enemigo es interior, está en nuestras cabezas atándonos a ficciones
ideológicas, que a través de todos los “ísmos” (Nacionalismo, Capitalismo,
Feminismo, Marxismo, Racismo, Fachismo, etc) abren abismos entre los seres
humanos, que se odian o se matan por diferencias que no existen, mientras los
pocos dueños del mundo, se reparten lo que a las mayorías les falta.
Como dicen los
existencialistas, no le podemos echar la culpa a nadie, somos responsables, no
solo de lo que hacemos, sino de lo que creemos.
El Amor Fraternal, en
definitiva, no es otra cosa que el exorcismo ideológico.
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