Antimorfosis


Nietzsche Guevara
Revolucionario Bohemio

...cargando fardos en el desierto como un camello estúpido que tiene miedo de pegar un grito para evitar el azote. Pesados fardos, pesada herencia que se catga con orgullo dromedario para hacer alarde de una esclavitud digna. Pacíficos y solidarios para no morir en el monótono calor de las dunas, ingenuos y crédulos, para comprar la esperanza de manantiales de agua que nunca llegan. Se han escuchado rugir leones, imponentes y amenazadores, que han criticado los valores de la mansedumbre del camello y han pisoteado los fardos de la moral y la educación, pero han muerto en el desierto
pisoteados por una multitud de camellos que entienden que la vida es una carga llena de sacrificios. Y qué podemos decir del niño que nunca fue, porque murió germinando en el león. Y los otros niños, los que nacen niños, mueren de pena en las cárceles educativas y los reformatorios familiares para transformarse en obedientes camellos de carga. Un gran servicio penitenciario que sirve al orden establecido. Es fácil caer en la trampa, porque hoy los pocos leones que rugen tienen joroba y cruzan el desierto sin tomar agua. Se les dio el permiso de criticar y pisotear ciertos fardos, para que en el desierto se regocijen con espejismos de libertad y rebeldía. Una masturbación mental sin resultados, típica de hemiplejias de izquierda. Leones neuróticos que mueren ahogados en su verborragia crítica por incapacidad creativa. Leones sin melena. Leones vegetarianos. Leones que no muerden. Leones que quieren ser como los camellos. Nos aburrimos hace siglos cruzando el mismo desierto, gritando los mismos gritos en una llanura sin ecos, esperando… esperando que las cosas cambien, o que alguien cambie las cosas. Porque lo más difícil es cambiar uno mismo, lo más fácil es echarle la culpa al otro, y sentarse a esperar. 

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