Manual de Antinomias Políticas


Calostro de Lesbos

Fenomenólogo del plagio


Todos los días a la hora 25, paso por la esquina que está a mitad de cuadra. Llego para la dispersión de la asamblea de los revolucionarios conservadores, que están cambiando el futuro para garantizarles una mejor vida a nuestros antepasados. Grandes nostalgiosos del futuro, pero con esperanzas de un pasado mejor. Tienen una frase que me gusta: “Lo futuro pisado y lo pasado por hacer”. Son parte de la vanguardia clasicista de la aristocracia popular, con profundas raíces en la tradición innovadora de los tiranos democráticos del materialismo dialéctico cristiano, que lucha por la desigualdad de los hombres, como principio subjetivo del sedentarismo de masas, en la movilización de alguna persona que se encuentra sola.
Allí, en la esquina que está a mitad de cuadra, nos encontramos los desconocidos de siempre para seguir conspirando contra nosotros mismos. Fundamos la universidad de conocimientos inútiles y trivialidades comparadas. El Revisionismo Histriónico es la base del manifiesto político que nunca se llevará a la práctica, porque la historia todavía no está escrita y el futuro no se puede cambiar. De esta manera llegamos a clarísimas e irrefutables confusiones y a tardíos descubrimientos que nos pierden en los nuevos problemas de siempre.
Queremos cambiar el mundo porque no sabemos lo que queremos. Y apoyados en la desconfianza mutua construimos muelles en el desierto, en donde nos sentamos a pescar para saciar el hambre de obesos que se quejan de llenos. Mientras tanto, los pobres despilfarran guita que nunca ven y desatan crisis financieras desde las villas miserias que controlan el mundo. Entre copas de sidra y vinos en cartón, se juegan a la ruleta rusa lo que ni ellos tienen. Los empresarios son explotados por el proletariado, que trabaja incansablemente en sus horas de huelga por tiempo indeterminado. La juntan con pala gracias a la plusvalía sin fines de lucro, y se quejan de su mala fortuna y de lo difícil que está, mientras encienden un puro con un billete de 100 dólares.
Somos fanáticos creyentes de nuestro ateísmo politeísta, de dioses que se suicidan todos los días para dejar el universo en manos de nadie. Somos el ejemplo ético y moral del cinismo ilustrado, la integridad de la decencia degenerada y el morbo de etiqueta. Somos lo impensado lógicamente, la imposibilidad y la contradicción. Somos antinómicos. Somos la esencia mutable de este manicomio mundial, la docta ignorancia que está a la vuelta de la esquina, de esa esquina que está a mitad de cuadra y que tiene sus puertas abiertas, para que entres por la ventana a desaprender conocimientos. Tenemos para ofrecerte miles de preguntas sin respuesta y una multitud de respuestas para las cuales jamás nadie ha formulado una pregunta.

Venite, a conspirar contra vos mismo.


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